Un topo estrellado es sin duda uno de los animales más extraños del mundo. Si te encontraras cara a cara con él, podrías pensar que su cabeza había reemplazado a un pequeño pulpo.
Y para un ápice que es temprano, la especie de América es asombrosamente rápida: el comedor más rápido del mundo, puede encontrar y derribar un insecto o un gusano en un cuarto de segundo.
A medida que el pequeño carpintero velloso se abre camino a través de suelos empapados, se le quita la cabeza y se mueve. En el oscuro mundo subterráneo del topo, la vista no tiene sentido; en cambio, se siente un mundo latiendo con presas. Los topos vuelan lanzando su estrella contra el suelo lo más rápido posible; puede tocar 10 o 12 lugares diferentes en un solo segundo.
Parece raro, pero no lo es. Con cada toque, 100.000 filtros filtrantes envían información al cerebro del topo. Eso es cinco veces más que los sensores que tenía el húmero, todos empacados en una postura más pequeña que la punta de un dedo.
Y es uno de los dos animales que en el mundo saben vender bajo el agua, y que bajan las flautas de aire y chupan la cola en su lugar.
Estos son solo una muestra de hechos sin crédito sobre el topo estrellado, dice Keï Cataïa, un erótico en Vaderïlt Upïersity.
“Si sigo mucho la palabra ‘asombroso’, es porque realmente me siento así con ellos”, dice. De hecho, usó la palabra 10 veces para describirlos.
El jueves, Catania presentará tres décadas de investigación en la reunión anual de Biología Experimental en Chicago, parte de un simposio sobre la anatomia más extrema del mundo.
Obteniendo Toque
Como el principal experto mundial en el topo estrellado, Cataia es una especie de rareza en sí mismo.
La mayoría de los Ƅiólogos estudian un número relativamente pequeño de especies, y algunas personas fruncen el ceño y estudian cómo escoger una “mascota”. Pero Cataia defiende el estudio de los bichos raros del mundo, criaturas cuyas capacidades de imitación revelan algo sobre cómo funciona el resto de nosotros.
“Eʋolυtioп ha resuelto muchos perfiles de muchas maneras diferentes”, dice. “Podemos aprender mucho de esa diversidad”.
Para iпstaпce, el estudio de toυch en la postura de seïsitiʋe del topo ha revelado pistas sobre cómo funciona el toυch en el nivel molecular.
Cataia ha descubierto que un patrón de estrella gigante que refleja la extraña postura del topo se imprime justo en la anatomia de Brai. Cada vez que el topo presiona su estrella contra el suelo, crea esencialmente una vista en forma de estrella de sus raíces, y estas imágenes se juntan en su brai como piezas de un rompecabezas.
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“En comparación con los otros sentidos, sabemos muy poco sobre nuestro sentido del tacto”, dice la pelirroja Diaba Bautista, que estudia el dolor y la picazón en la Universidad de California, Berkeley.
Cuando Bautista llamó a Cataia para que saliera del expediente y le pidió que colaborara, él insistió en que ella fuera a recolectar mole con su Pesi- lania rural. Excavar en busca de lunares en sus fosas profundas en un suelo húmedo fue un trabajo duro, dice ella.
La posada de estrellas es la única especie de topo (hay 39) que vive en los pantanos. Su exquisita habilidad puede haber sido estimulada para ayudarlo a atrapar rápidamente muchas presas pequeñas y blandas en su escape inundado.
Trabajando con Cataia, Bautista descubrió moléculas en la estrella del topo que ayudan a transformar una fuerza física, ya sea el roce de una pluma o el pinchazo de una aguja, en las señales eléctricas que son la moneda del sistema.
Debido a que muchas de estas moléculas también se encuentran en las personas, tal exploración podría conducir a nuevos tratamientos para el dolor.
Más misterios del topo
Cataia tiene muchos misterios lunares que aún le gustaría resolver: ¿pueden sentir texturas detalladas con un solo toque de sus rayos?
¿Qué gérmenes y moléculas permiten que la estrella se desarrolle, y cómo su cerebro amplifica tanto las señales táctiles que provienen de su núcleo? El topo no se hierve en el agua, así que, ¿cómo mantiene funcionando su estrella séptica cuando muere en agua helada?
Todas estas preguntas requieren un científico dedicado a lo extraño, y que no tenga miedo de mojarse.