La secuencia comenzaba con lo que sonaba como una molesta llamada de alarma de un mono verde. La cebra pareció ignorar la llamada. Después de todo, era una tarde calurosa a lo largo del ecuador y la mayoría de los depredadores estarían dormidos.
Poco después, a la llamada del verde se unió un pájaro go-αwαy en un intento inútil de advertir a la cebra de un peligro inminente. También se oía el coro interminable de otros pájaros.
Por un breve momento, la cebra pareció asustada, pero es diferente a cualquier depredador tender una emboscada durante las horas calurosas del día. Normalmente, el momento más peligroso para las presas es entre el anochecer y el amanecer.
Los leones conservan energía y evitan el sobrecalentamiento durmiendo o descansando la mayor parte del día. Están más ocupados por la noche. Además, se refrescan jadeando o acostándose boca arriba con el vientre expuesto a la brisa fresca. Los leones jóvenes trepan a los árboles para encontrar espacios frescos y libres de insectos. También pueden vigilar su territorio y buscar su próxima comida cuando descansan en lugares elevados como montículos de termitas y cimas de colinas.
“Pude ver dos cebras. Había tensión, pero nada me preparó para lo que vendría momentos después”, dice el cαm-op Fred αt Mpαlαlive. “Hay un breve momento en el que todo está en calma. Una de las cebras está fuera de cámara, mientras que a la otra se la puede ver pastando”.
“De repente, se pueden escuchar los cascos golpeando el suelo con fuerza. La cebra pastando despega. ¡La segunda cebra entra en la pantalla desde la izquierda y una leona está caliente sobre sus ‘pezuñas’!
Los leones cazan en manadas o solos. La leona normalmente inicia la matanza en cacerías colaborativas. Los leones siguen a su presa y, cuando se acercan lo suficiente, intentan una breve carga para abalanzarse sobre ella o derribarla.
Los leones matan a sus presas cortándoles el cuello o asfixiándolas con sus mandíbulas.
[contenido incrustado]